Nos tomamos una semana para conocer Barcelona, sin dudas una ciudad llena de vida y con una oferta de actividades para todos los gustos. Pero no deja de ser una ciudad, y para los amantes de pueblos mas pequeños como yo, donde se puede apreciar todo en una misma tarde ir a Montserrat fue una excelente opción!
Tomamos el tren y decidimos llegar caminando hasta el monasterio de Santa María de Montserrat, nos llevó unas horas de trekking que valieron completamente la pena para apreciar una vista magnifica a una altura de 720 metros sobre el nivel del mar y un monasterio rodeado de rocas que nos dejo sin palabras. No solo las vistas y el pueblo sino también su interior, una iglesia decorada con lamparas de diferentes lugares del mundo, un lugar de ofrendas con muchísimas velas de colores que generaban un ambiente encantador.
Para los que no quieren caminar tanto, existe la opción del funicular para subir al monasterio.
Vistas desde el camino
Una parada de descanso en la escalada
Por fin llegamos al monasterio